martes, 26 de febrero de 2008

Manuel Espinoza: “El arte para mí es una indagación permanente sobre los valores”.


Manuel Espinoza (San José de Guaribe, Estado Guárico, Venezuela, 1937). Dentro de las propuestas que han enriquecido nuestra cultura, la obra de Manuel Espinoza es ampliamente conocida dentro de la actividad cultural venezolana. Premio Nacional de Artes Plásticas 1987, se ha desempeñado como pintor, gerente cultural, promotor social y docente. Militante y activista político de izquierda de larga trayectoria. Manuel Espinoza fue director-fundador del Centro Experimental de Arte de la Universidad de los Andes en Mérida, de la Galería de Arte Nacional, del Instituto Universitario de Estudios Superiores de Artes Plásticas Armando Reverón y del Museo de Arte Contemporáneo del Zulia, MACZUL. Se ha desempeñado como asesor y colaborador de innumerables museos, galerías e instituciones culturales: TAGA, CEGRA, Museo de Arte Contemporáneo de Maracay Mario Abreu, Museo Alejandro Otero, Museo Jacobo Borges, entre otros. Las pinturas de Manuel Espinoza reflejan una sublime naturalidad asociada con el lugar donde vive. En su casa-taller de Clarines, podemos encontrarnos con fascinantes auroras, tardes crepusculares, ocasos iluminadores. Acercarse y comprender la naturaleza, el paisaje, la luz cambiante del oriente de nuestro país, ha sido su mayor búsqueda y desafío en estos años recientes.

Franklin Fernández.

Manuel Espinoza. Paisaje. 2005. Óleo sobre tela 60 X 45 Ctms.

EL ORIGEN, LOS AMIGOS, LA MILITANCIA POLÍTICA


F.F. -¿De dónde le viene a usted la vocación de pintar? ¿Cómo se manifestó en Manuel Espinoza la pasión por la pintura?

M.E. –Siempre ha sido un misterio. ¿Por qué uno escoge el arte, la pintura como forma definitiva de vida siendo este un destino tejido de incertidumbres? No lo sé. Lo cierto es que desde muy temprana edad intuía con pasión e ilusión que ese era mi camino.

F.F. -¿Cuáles fueron los azares de su formación?

M.E. -Nací en San José de Guaribe al final del año 36 y comienzos del 37. Pueblo asentado en el límite de tres estados: Miranda, Guárico y Anzoátegui. Y de tres zonas geográficas: cordillera central en su extremo oriental, extensión de los llanos norte centro orientales y la depresión del Unare; región de confines. Guaribe es y no es un pueblo de montaña, llanero y oriental. Es una región de praderas y de bosques frondosos al lado de las tierras secas, de tórtolas, de cujizales y de sed…

A los siete años mi madre me envía donde mis tíos en Caracas. Allí y desde ese momento comencé a vivir la pasión social de Venezuela. En 1944, un año antes de finalizar la segunda guerra mundial, mi casa es un pequeño centro de conmoción política. Se organiza allí la lucha de los trabajadores…y así, la militancia organizada de mi familia me envuelve. En 1945 es el tiempo de la definición final de la segunda guerra en Europa y la derrota del fascismo donde el ejército rojo juega un papel decisivo. Cae el gobierno de Medina.



F.F. –En esa época, el líder político y dirigente sindical Salom Meza, primo hermano suyo, ¿juega un papel determinante en su formación?

M.E. –Así es. Salóm Meza, líder apasionado, juega un papel determinante en mi formación básica. Para mí fue como un padre. Con él aprendo a leer y a escribir con las letras y palabras recortadas de los periódicos. Nace así el interés por la lectura y los libros que me acompañará siempre.

F.F. –Tengo entendido que Salom Meza era dirigente político de Acción Democrática, pero de una estirpe de hombres honestos que se jugó la vida contra la dictadura y la tiranía de Pérez Jiménez.

M.E. -Sí, eso es cierto: a finales del 45, nace la Junta Revolucionaria de Gobierno de A.D. Luego viene el gobierno de Rómulo Gallegos. En el 48 es derrocado Gallegos y se inicia la dictadura de Pérez Jiménez. Por razones políticas (diez años de persecución, cárcel, torturas…), se desintegra mi familia y me veo en la necesidad de buscar caminos y soluciones básicas a la vida.

F.F. –¿Es cierto que a la edad de 11 años usted construye su primera casa?

M.E. –Eso es cierto. Con la ayuda de los vecinos, a la edad de once años, construyo una “casa” para mi madre, mi hermano menor y yo, en un barrio de Catia (Ciudad Tablitas). Paso después a Villa de Cura, luego Altagracia de Orituco, allí termino primaria e inicio el bachillerato con excelentes calificaciones. Recuerdo el respaldo y el apoyo de la comunidad en mis estudios y vocación artística. En 1953 mi hermano mayor Teobaldo me facilita el traslado, con mi madre, a Valencia donde me inscribo, con inmensa alegría, en la Escuela de Artes Plásticas Arturo Michelena, dirigida por el maestro Braulio Salazar. Se une a nosotros Denia mi hermana mayor; y se integra por primera vez y por poco tiempo mi grupo familiar inmediato; mi madre y mis tres hermanos. El siguiente año estudio en la Escuela Cristóbal Rojas de Caracas, y allí hago contacto con la lucha organizada contra la dictadura.

F.F. -¿Con quiénes se relaciona usted? ¿Con quiénes se compromete para la lucha social organizada?

M.E. -Me relaciono con los maestros Marcos Castillo, Rafael Monasterios, Fabbiani, Francisco Narváez, Gastón Diehl, Alejandro Otero, Miguel Arroyo, Ramón Vásquez Brito, Martín Leonardo Funes, Rafael Ramón González. También tengo amistad y militancia con Juan Pedro Posani, Mateo Manaure, Régulo Pérez, Jacobo Borges, Guevara Moreno, Violeta Roffé, Francisco Mieres, Tecla Tofano, Juan Pedro Rojas, Domingo Fuentes, Abilio Padrón, Armando Córdova, Nelson Arrieti, Luís Domínguez, Yolanda Steffens… y mis compañeros, camaradas; Oscar Perdomo, Juvenal Ravelo, Carlos Hernández Guerra, Anita Brumlick, Ligia Olivieri, Betania Uzcátegui. Conocí a líderes fundamentales del PCV: Gustavo Machado, Jesús Faría, Guillermo García Ponce, Alberto Lovera, Pedro Ortega Díaz, Eduardo Machado, Eduardo Gallegos Mancera, José Rafael Cortez, Douglas Bravo, Alfredo Maneiro, José Vicente Cabezas, José Rafael Núñez Tenorio, Olga Luzardo, Argelia Laya, entre otros.

A partir del año 1954 en Caracas, mi vida se organiza y desenvuelve en dos campos complementarios: las artes plásticas y la lucha social organizada. Además de las gestiones normales para la supervivencia y mi familia. Me mueven los deseos de saber, comprender, pintar, dibujar, leer, soñar. Recuerdo las reuniones, las largas conversaciones con mis mejores amigos, el intercambio de libros, las acciones concretas de agitación y propaganda.



F.F. -¿Y cuando ingresa formalmente al Partido Comunista Venezolano?

M.E. -En diciembre del año 56 ingresé formalmente al PCV que sentí como el ingreso a una gran escuela de formación para la vida, mas compleja, mas rica, mas intensa en una dimensión mas amplia y profunda.

F.F. –A raíz de la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, usted toma la Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas y solicita al Ministerio de Educación su reforma inmediata, ¿eso es correcto?

M.E. –Sí. En 1958, tras la caída de la dictadura, un grupo de estudiantes que habíamos participado en la lucha contra Pérez Jiménez, organizados al lado del Frente Universitario, tomamos la escuela de artes plásticas Cristóbal Rojas y solicitamos al Ministerio de Educación, su reforma inmediata. Benjamín Mendoza recién nombrado Director General, respondió y nombró la primera Comisión de Reforma integrada por Miguel Otero Silva, quien la presidía, Alejandro Otero, Ventura Gómez, Carlos Guinand, Gabriel Bracho, Miguel Arroyo, Pedro Ángel González, Armando Barrios y Manuel Espinoza como representante estudiantil. Se logró, en una primera etapa, su incorporación al sistema educativo formal, y después lamentablemente entró en la crisis de la cual no ha salido todavía.

F.F. –En compañía de Ligia Olivieri, Abilio Padrón y Sócrates Escalona usted viaja a Europa. Visita la unión Soviética, España y Checoslovaquia. ¿Algo se trajo usted de esos viajes? ¿Algunos recuerdos?

M.E. –Mi primer viaje fuera del país fue en 1956 para participar en el festival Mundial de la Juventud, en Moscú, en compañía de Ligia Olivieri, Abilio Padrón, Jorge Arteaga, Sócrates Escalona, Regulo Pérez, Hernán Pérez Nieto, Hernán La Riva, Coromoto Gómez, y otros estudiantes venezolanos. Inolvidables recuerdos de nuestro primer contacto con la Unión Soviética, Hungría, Checoslovaquia, Polonia. Algunos regresamos ese mismo año a Venezuela.

A finales del 58 salgo de nuevo para continuar estudios de Arte en Europa. Experimento intensas y bellas experiencias en Roma, París, Berlín y esporádicamente en otras ciudades de Europa y Asia, siempre en los dos campos: la cultura, el arte y lucha social.

F.F. -¿En qué año regresa a Venezuela?

M.E. –Regreso a Venezuela en 1964, y vivo mi primera experiencia fundacional en Mérida, con la ULA: el Centro Experimental de Arte (CEA), que actualmente funciona como una escuela adscrita a la Facultad de Arquitectura de esa Universidad.


F.F. -Usted participó junto a Jacobo Borges, Mario Robles e Inocente Palacios, en el espectáculo audiovisual “Imagen de Caracas” que, como bien dice uno de sus catálogos: “es una metáfora urbana de carácter vanguardista que marcó la historia de la cultura venezolana”.

M.E. –Trabaje con el grupo “Imagen de Caracas” lo hice acompañando a Jacobo Borges como líder de un numeroso equipo de creadores. Fue una experiencia intensa de creación colectiva, animada por la pasión de Jacobo en la búsqueda de una integración total de las artes incluyendo la arquitectura, el cine, la fotografía, el teatro la danza, la poesía, las artes plásticas… fue una grandiosa aventura intelectual y artística que dejó sus frutos.

F.F. –En 1974, se resuelve crear la Galería de Arte Nacional (GAN), de la cual usted fue su primer director-fundador…

M.E. –Aclaro: en Octubre de 1974, el instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes, INCIBA, presidido , en aquel entonces, por Lucila Velásquez, resuelve crear la Galería de Arte Nacional, propuesta por un grupo de artistas plásticos, como museo consagrado a la investigación, rescate y divulgación de las obras de los artistas venezolanos. Después de esa decisión hubo cambios en el aparato cultural del Estado: Desaparece el INCIBA y surge el CONAC, presidido por Luís García Morales. La idea GAN se congeló hasta el año de 1976 cuando por iniciativa de Miguel Otero Silva se convirtió en verdadero proyecto con la participación de Alejandro Otero y este servidor asumiendo la responsabilidad de su puesta en marcha en febrero de ese mismo año. El proyecto lo trabajamos previamente durante nueve meses. En los ocho años de mi permanencia en la GAN se desarrolló la primera experiencia entusiasta y exitosa de gestión colectiva de democracia participativa y donde se formó toda una generación de líderes de la gerencia cultural en Venezuela. Toda la teoría y práctica de participación democrática que allí y en ese periodo se elabora, tiene hoy plena vigencia.

A partir de la experiencia de la Galería de Arte Nacional ya es un trayecto conocido: TAGA, CEGRA, IUESAPAR, MACZUL…, y los tres años en el gobierno del presidente Hugo Chávez, acompañando al ministro Héctor Navarro como viceministro de cultura y presidente del CONAC.

F.F. -Y después de todas estas experiencias conocidas, ¿qué hace actualmente Manuel Espinoza en Clarines? ¿Por qué escoge este lugar como recogimiento introspectivo? ¿Por qué continua aquí?

M.E. –Hoy, en Clarines, asumo con una gran pasión y responsabilidad la actividad artística, cultural y social: respaldo la organización de los consejos comunales y el apoyo a la renovación de la vida municipal, promoción del núcleo del IUESAPAR con diseño artesanal como nueva mención y el taller integral del libro como objeto de arte. La experiencia en Clarines me ha permitido alejarme de la dinámica alienante de la gran ciudad y acercarme más sensiblemente a la comunidad y la naturaleza que todavía aquí están cercanas, en una relación sutil y sencilla y hay algo muy valioso que espero no perdamos: un ethos de armonía, un tiempo, un transcurrir de las cosas más lento y asimilable, y el imponente silencio, que te permite oír, simplemente oír la brisa, el canto de los pájaros, las huellas sonoras de las cosas, los árboles, la lluvia, los animales, los insectos, a una escala todavía humana, la presencia discreta de tus semejantes y sus máquinas, en sus actividades cotidianas.


LA PINTURA, LA NATURALEZA, EL PAISAJE VENEZOLANO.

Paisaje 106. 1989. 97 X 147 Ctms. Oleo sobre tela.


F.F. -La búsqueda de una identidad propia, es fundamentada de manera apasionada y contundente en su obra, en el vigor de un lenguaje estético propio, auténtico, tradicional ¿De dónde le brota a Manuel Espinoza su pasión por la naturaleza, específicamente por el paisaje venezolano? ¿Qué fuerza mágica despierta en usted la naturaleza? ¿Qué influencia ejerce sobre usted el paisaje? ¿La naturaleza es la metáfora fundacional de su trabajo? ¿Qué es lo que usted ve en la naturaleza, que los otros artistas no ven?

M.E. –Identificación con lo esencial de la naturaleza. Los paisajes que pinto son abstracciones de mi experiencia significativa orientada hacia el paisaje. En una época que viajaba frecuentemente de Caracas a Maracaibo para ayudar a poner en funcionamiento el Museo de Arte Contemporáneo del Zulia, MACZUL, realicé una experiencia semilla: atraído fuertemente por el paisaje entre Barquisimeto y Carora, en el estado Lara, logré llegar allí varias veces antes del amanecer. Buscaba un sitio apropiado donde no pudiera ver ni oír los vehículos y hacía un ejercicio meditación de hora y media a dos horas que me parecieron al final infinitos cuando me sentía en ningún lugar y perdía la noción del tiempo; en la condición unificada con la naturaleza. Experiencia maravillosa, indescriptible con palabras. Desde ese momento ya no dejé de pintar paisajes… y flores, manifestaciones esenciales de ese mundo del cual brotamos.

Paisaje 101. 1989. 41 X 61ctm. Oleo sobre tela.

F.F. –Manuel, la pintura es un viaje interior, es una de las posibilidades de viaje más puras y auténticas que existe. Para usted, ¿qué es la pintura?

M.E. -No sé, no diría un viaje interior. Diría más bien que a uno como artista lo motiva básicamente el deseo de felicidad compartida, el deseo de armonía, perfección, de calidad en las relaciones con uno mismo, con los semejantes, con las cosas, con el mundo, con la naturaleza que nos rodea.

F.F. –Bien. Uno llega también a la pregunta eterna y sin respuesta concluyente, ¿qué es el arte?

M.E. -El arte para mí es una indagación permanente sobre los valores, es una disciplina del espíritu en búsqueda de la relación mente, materia, calidad, en el vínculo sujeto-objeto. No sé. Eso es lo que me inquieta actualmente. El abismo que hay entre una cierta manera de relacionarse los humanos y la posibilidad de la calidad que existe en ellos.

Idealmente nuestra manera de vivir debería generar un sentimiento de serena plenitud que inspire a cada instante y nos conduzca sin temor a la hora final. Vivir en sociedad con nuestros semejantes debería producir en nosotros una conciencia de responsabilidad y solidaridad universal. El conocimiento debería revelarnos la naturaleza del mundo; la confianza de alcanzar la verdadera esencia nos ubicaría en la dimensión suprema del ser: la trascendencia para aceptar gozosos el destino. La posibilidad de expresarnos plenamente es el camino para llegar a ser lo que en semilla somos.

Paisaje 73. 1988. 40 X 61 Ctm. Oleo sobre masonite.


F.F. -¿Qué papel juega el arte como una de las formas transformadoras más auténticas de la conciencia social?

M.E. -En los momentos en que en nuestro país vivimos los calores generativos, las alegrías y temores, las angustias propias de los procesos de cambios y vemos surgir las cualidades emergentes de la voluntad colectiva para construir nuestro socialismo; nos encontramos también revisando y descubriendo lo que ha sucedido en nuestro lenguaje, en nuestra mirada, en nuestra mente sentimental y racional, en nuestras capacidades relacionadoras; cuando se desvanece aquella ilusión de armonía opaca que nos ocultaba lo que somos y lo que podemos ser, lo que tenemos y lo que podemos tener, revelándose también la posibilidad real y no solo ilusión, de una nueva armonía en su verdadera riqueza, aquella que surge de su fuente original, la naturaleza, la naturaleza humana incluida, mediante la inteligencia creadora, el trabajo, los saberes del sujeto colectivo.

Surge, grandiosa, la historia como inmensa creación colectiva de la humanidad emancipada entrando al reino de la Libertad. La era de la Humanidad, de la verdadera humanidad, donde las relaciones no estén determinadas por la necesidad asociada a los peligros de la subordinación predador-presa, sino por la libertad, la solidaridad, la dignidad, la bondad, la belleza, esto es un mundo verdaderamente humano.

En esa búsqueda, en ese proceso, el arte juega un papel sutil y profundo como una de las formas de la conciencia social para contribuir a ese mundo de solidaridad, de entusiasmo, de belleza… de calidad. Pero sabemos que eso que deseamos no llega solo sino como resultado, primero de una verdadera comprensión del significado esencial de la vida y destino humano, y segundo de una voluntad de hacer, participar, construir, compartir entusiasmo.

Calidad es una energía, es una fuerza autoorganizadora, generadora de compleja armonía en el universo y que podría unir en una sola estructura completa de pensamiento los lenguajes separados de la ciencia, el arte, la filosofía, la religión… En ese sentido hoy nos acercamos a un terreno fecundo donde el arte autotrascendiéndose puede llegar a esos valores, a esa comprensión totalizadora. Veamos por ejemplo lo que nos dicen el santo, el filósofo, el poeta, el artista, el científico desde sus corrientes específicas: fluyendo hacia la sabiduría esencial.

“Plotino el platónico demuestra por medio de los capullos en flor y de las hojas de los árboles que del Dios Supremo, cuya belleza es invisible e inefable, la Providencia llega hasta las cosas de esta tierra. Señala que estos frágiles y mortales objetos no podrían estar dotados de una belleza tan inmaculada y tan exquisitamente forjada si no emanaran de la Divinidad, que impregna infinitamente todas las cosas con su invisible e inmutable hermosura”.

San Agustín, La ciudad de Dios.

“El Sol no sale solo para mí
ni los pájaros cantan solo para mí
ni los árboles ni el mar existen solo para mí.
Pero el rayo que me toca desató esa cuerda y dejo la vida florecer”.


Gustavo Pereira, “Somari del Salvaje”.

“Poéticamente
habita el hombre en la tierra
alumbrando en ella
el reino de las posibilidades libres”.


Hoderlin.

“Me da la impresión que estamos en los albores de una nueva vida…”.

Anderson…

“Y así nace una noción nueva de totalidad continua, donde la conciencia deja de ser fundamentalmente separada de la materia global”.

D. Bohm…

“Creo que la acción, la acción humana, ni está de algún modo planificada, debe estarlo siempre sobre una base estética”.

G. Bateson…

“Coordinar las relaciones en estructuras armónicas, es la aptitud del genio artístico”.

Eugène Delacroix...

“Oír la naturaleza, comprenderla…”.

Armando Reverón…

“El trabajo alienado es aquel que no produce poesía”.

Carlos Marx…


La esencia del arte, la experiencia estética, el origen de la vida, el sentido del trabajo creador, la calidad en la presencia humana en la tierra; mediante la poesía, San Agustín, Gustavo Pereira, Anderson, Bohm, Bateson, Hölderlin, Delacroix, Marx… nos colocan en ese territorio sublime y vital de la existencia donde indiferenciadas, se fecundan y recrean la espiritualidad y la naturaleza, porque recordemos siempre hay una sola naturaleza, somos parte de ella, surgimos de ella como su expresión humana.

Paisaje, 1988. 150 X 213 Ctms.


REVOLUCIÓN Y CONCIENCIA SOCIAL.

F.F. –¿Qué entiende Manuel Espinoza por revolución?

M.E. -Además de su significado histórico y universal de transformación social radical, entiendo revolución, también, como liberación de fuerzas, liberación de energías, liberación de posibilidades como las del entendimiento, del conocimiento, de la voluntad hacia percepciones más amplias, profundas y sutiles como las que nos permiten seguir las señales, que unen las estrellas con las flores, las flores con Simón Rodríguez, con las mariposas espejo, con la luz del amanecer y con los Consejos Comunales. Trascender es la palabra; ensanchar nuestros horizontes perceptivos, superar limitaciones y encierros a la comprensión porque, entendamos, el espíritu es una dimensión “ordinaria” de grandes y numerosas partes del mundo natural que están fuera de nuestro cerebro.

F.F. –Liberar al hombre, su conciencia, su espíritu, su sensibilidad... ¿es tarea vital y fundamental en una revolución?

M.E. -Cuando era niño, mi tío enseñaba lo que había debajo de una hoja o de un pedazo de tierra reseco, levantado después de la lluvia: un mundo complejo, la vida afanosa de las hormigas y la biología perseverante de las futuras plantas, luego se alzaba y tendía la mano hacia el cielo y me indicaba también el mundo de la energía del cosmos, trazando un arco fabuloso desde lo más pequeño hasta lo inmensamente grande. En ese gesto se pronunciaba ante la necesidad de trascender esas burbujas invisibles que limitan la conciencia. Así me daba a entender que nuestra capacidad es muy grande, es del tamaño de la naturaleza, que mi mundo, el de nuestras burbujas y el mundo natural es uno e infinito; que la naturaleza refleja los aspectos más complejos de la mente, los intrincados, los refinados afanes del alma. Lo que yo estaba reconociendo allí, del otro lado del espejo, en la naturaleza, no era mi condición de niño, mis apreciaciones y percepciones a escala de mi sensibilidad en desarrollo, etc, sino que estaba colocándome ante las raíces de la simetría y la fealdad, la estética de la propia condición viva del ser y su gota de sabiduría posible y esa gracia corporal de lo humano que puede expresarse en poemas y en hermosos objetos fabricados por sus manos; cualidades tan “animales” como su crueldad. No olvidemos que, nos señala Bateson, la palabra animal significa “dotado de espíritu” (animus).

Esas son igualmente, tareas esenciales de la Revolución: liberar la vida, recuperar al sujeto, liberar la conciencia, liberar la sensibilidad, liberar el cuerpo, liberar el lenguaje… creando nuevas formas de vida, nuevas formas de expresión.


Manuel Espinoza con Franklin Fernández en Clarines. 2007.