sábado, 22 de mayo de 2010

Ateneo de Barcelona presentó
“Fugacidad en el tiempo”

Leyla Vargas.
ECS/USM
leylavargas@nuevaprensa.web.ve

Sábado, 22 de mayo de 2010.


Paisajista caraqueño dedicó exposición al afamado cultor Manuel Espinoza, "por su trayectoria como artista plástico."



BARCELONA.- La noche del pasado jueves los espacios del Ateneo Miguel Otero Silva de Barcelona, pasaron de lo bidimensional a lo tridimensional, con 26 paisajes del artista Franklin Fernández, rindiendo honores al afamado cultor, Manuel Espinoza. Hermosos encuadres resaltaban a lo largo y ancho del inmenso salón blanco, en el que perfectamente alineadas se disponían cada una de las obras plásticas.
Cada obra representa un momento, un suspiro a la madre naturaleza; y sólo detallando y mirando de cerca, se puede notar que los materiales utilizados son restos de madera, latón, vidrio, o simplemente un alicate. “Mi trabajo es una poética del desecho, algunos son naturales y otros artificiales, y estos últimos los renaturalizo, los transformo en elementos de la naturaleza”, refirió Fernández, destacando que los alicates en sus creaciones pasan a ser aves o peces.
Rindiendo honores.
Franklin Fernández, nacido en Caracas, cuenta con más de 11 años adentrado en el universo de las artes plásticas, y a pesar de haber obtenido numerosos premios y reconocimientos dentro y fuera del país, dedicó su exposición a quien considera un maestro; “por su trayectoria como artista plástico, creador de museos y hasta dirigente político, esto es en honor a Manuel Espinoza”, aseguró Fernández. “Sólo hay ‘paisaje’ en el paisaje que se deja ver. Y en última instancia, en el paisaje que se esconde en ti”, reza una reflexión al pie de una de las piezas artísticas de la exposición, que estará abierta por varias semanas más en el Ateneo.














Franklin Fernández muestra sus paisajes “renaturalizados”


Florangel Farias.
DIARIO EL TIEMPO.
“Fugacidad del tiempo” es la nueva individual del artista plástico Franklin Fernández, que fue inaugurada el pasado jueves y se mantendrá hasta el 27 de junio, en el Ateneo Miguel Otero Silva de Barcelona.

A través de 26 obras, Fernández muestra otra visión del paisajismo, en la cual juega con el espacio vacío en composiciones creadas con objetos naturales (la madera) y artificiales (latón y marcos antiguos). "En la propuesta Poemas-Objetos (1998-2008) trabajé el arte conceptual, y ahora, después de 10 años con la serie, comienzo a ahondar en el paisajismo”, dice el creador, cuya muestra dedica al artista Manuel Espinoza.
"En esta muestra de Franklin Fernández hay logros suficientes para apreciar con certitud que estamos ante una conceptualización inédita en la manera de aprender y expresar un tema, que además evidencia que el arte, lejos de las fórmulas y estereotipos, esta en las cosas más simples”, escribió Fidel Flores en el catálogo de la exposición.

jueves, 20 de mayo de 2010


Entrevista a Franklin Fernández:
“Mi mirada es una herramienta que busca
permanentemente vínculos”.


Alicates en forma de aves, marcos vacíos que insinúan cielos, montañas de madera, árboles de latón… El paisaje inspira la última exposición de Franklin Fernández. El Ateneo de Barcelona presentará a partir de este jueves 20 de mayo “Fugacidad del tiempo”, una serie de obras que desarrollan el tema y los conceptos en los que el artista viene trabajando desde hace aproximadamente dos años. Una muestra para un propósito poético. Un lenguaje auténticamente lírico.

Yelitza Moreno.

Y.M. -Su campo de trabajo actual es el paisaje. ¿Por qué?

F.F. -A primera vista lo que planteo es una renovación o reinvención del paisaje. Fue una gran revelación para mí el darme cuenta que el paisaje es el tema por antonomasia de la mayoría de nuestros grandes maestros.

Y.M. -¿A cuáles maestros usted se refiere?

F.F. -Pedro Zerpa, Manuel Cabré, Armando Reverón, Rafael Monasterios, Pedro Ángel González, Luis Alfredo López Méndez, Héctor Poleo, Manuel Espinoza, Ramón Vázquez Brito, Pedro Báez, Ángel Hurtado, entre muchos otros…

Y.M. -¿Pero su propuesta no es un tanto ambiciosa con respecto a la de ellos?

F.F. -No creo que sea ambiciosa. Sencillamente mi obra va un paso más allá. El trabajo de estos artistas (en su mayoría pintores), me ha nutrido mucho. La única diferencia es que yo trabajo con el objeto. Demuestro con ello que son numerosas o infinitas las formas de abordar un tema.

Y.M. -Franklin, dicen por allí que el paisaje es un género aburrido. Que ha sido un lenguaje trillado, plagiado, maquillado, adornado y banalizado a mansalva. ¿Qué piensa usted al respecto?

F.F. -No creo que el paisaje sea un género aburrido. Actualmente hay discursos más o menos interesantes. La propuesta paisajística de Alberto Asprino es uno de esos discursos.


Y.M. -Pero son pocos los paisajistas que se salvan, ¿no es cierto?

F.F. -Sí, pocos.

Y.M. -¿Qué le molesta de sus antecesores?

F.F. -Lo que me molesta es mirar la obra de un artista que haya trabajado en el tema durante diez, quince o veinte años y, en ese trayecto, no haya avanzado nada.


Y.M. -¿Siente usted incertidumbre al respecto?

F.F. -Lo que me entristece un poco es ver a los artistas agotárseles las ideas.

Y.M. ¿A qué cree usted se deba ese agotamiento?

F.F. -Lo que ocurre es que en este país existen dos clases de artistas: los que trabajan por necesidad y no por obligación. Y los que trabajan por obligación y no por necesidad.

Y.M. -¿Acaso usted no trabaja por necesidad u obligación?

F.F. -No. Soy un convencido de mis convicciones. Nadie me impone nada.

Y.M. -Es evidente que sus paisajes van más allá de lo meramente estético, decorativo, tradicional… ¿Qué me respondería?

F.F. -Mis paisajes son un abanico de posibilidades, tanto desde un punto de vista estético como conceptual.

Y.M. -Sus paisajes son estructuras leves, aparentemente naturales, casi rarezas halladas por casualidad. Sin embargo, siguen siendo objetos manipulados poéticamente.

F.F. -Manipular o transformar objetos es un trabajo que necesita de mucho silencio y meditación. Y hasta de un cierto grado de complicidad.

Y.M. -¿Siempre busca vínculos entre su obra y la de otros artistas?

F.F. -Mi mirada es una herramienta que busca permanentemente vínculos.

Y.M. -Se dice que usted es un paciente observador y un original creador.

F.F. -Insisto, mi mirada es sólo una herramienta. Busco permanentemente vínculos, lazos o relaciones entre las cosas, el hombre y el mundo que lo rodea. Sólo la inminencia de la mirada permite otra mirada.

Y.M. -¿Se puede vivir del paisajismo en este país?

F.F. -Se puede, pero es muy complicado. En este país son los políticos y los marchantes los que viven bien, no los artistas.

"Árbol, mar, aurora, llano, piedra, paisaje".

Fidel Flores.

Decimos árbol, mar, aurora, llano, piedra, palabras que definen un continente de formas, imágenes que envuelven para articularse y representarnos en una voz: paisaje, configuración que nos rodea y trasciende. El poeta José Lezama Lima –sólo lo difícil es estimulante- decía que todo paisaje crea cultura, y eso es una maestra verdad, por la capacidad de trasmutación que genera en el individuo.

La exploración plástica sobre el paisaje nos ofrece un sinnúmero de lecturas, en el arte venezolano encontramos grandes maestros que expresan con extraordinaria fuerza el efecto que su presencia causa sobre su manera de ver y recobrarlo, partiendo de los recursos formales que el medio les provee, señalamos en ese sentido –por nombrar- a tres orientales (Venezuela), cada uno en su particularidad: Pedro Báez, Ramón Vásquez Brito, Manuel Espinoza, quienes dueños o poseídos de una geografía, la tocan desde la imaginación, para, en el sentido lezámico hacerla cultura. Ante ellos, pudiéramos preguntarnos sobre otras posibilidades del paisaje, y el asombro nos refiere nuevas cualidades, verlo recreado cuando nos enfrentamos a la propuesta paisajística de Franklin Fernández.

A quienes hemos seguido el proceso creador de Fernández, pudiera sorprendernos a primera vista lo que hoy plantea, sin embargo señalamos, -indico- que esta muestra se inscribe dentro de la línea de los ensamblajes a que nos tiene acostumbrados, destacándose ahora un discurso que apunta hacia la definición de un lenguaje oportuno, que se asienta en una sostenida indagación sobre el papel que deben ocupar los materiales que utiliza dentro de la obra, expresando, con una luminosa conciencia del arte, una visión del paisaje que se nutre del acopio de elementos abandonados por la vida y que Fernández toma y los “renaturaliza”, confiriéndoles una nueva figuración, demostrando con ello, las innúmeras formas de experimentar con un tema.

Es temprano para arriesgar apreciaciones, pero, en esta muestra de Franklin Fernández hay logros, suficientes para apreciar con certitud que estamos ante una conceptualización inédita en la manera de aprehender y expresar un tema, que además evidencia que el arte, lejos de las formulas y los esteriotipos, está en las cosas más simples, tal como lo razonaban los antiguos, que dijeron rocío, vientre, corazón, estrella, árbol, mar, aurora, llano, piedra, paisaje.

Horizontes con alas.

Juan Calzadilla.

Franklin Fernández atribuye rol plástico a objetos o elementos físicos procedentes de la industria o el desecho urbano. Recarga semánticamente su discurso poético mediante el acercamiento de elementos contrapuestos y dislocados de su función original para crear una obra de sesgo surrealista cuyo sentido viene asociado a una percepción fotográfica del hecho plástico. Sus paisajes son producto del reciclaje de elementos descontaminados de su función utilitaria original para asimilarse, por asociación y contraste, a los términos de una ecuación cuyo resultado son objetos mágicos que nos deparan, cuando vemos la nueva significación que adquieren, en sí mismos y contextualmente, trascendencia mágica.

FUGACIDAD DEL TIEMPO

FUGACIDAD DEL TIEMPO





Entrevista a Franklin Fernández:
“El marco vacío es una ventana abierta al mundo”.


Bajo el título de “Fugacidad del tiempo”, Franklin Fernández, destacado artista, poeta y promotor cultural venezolano, presentará a partir del próximo jueves 20 de mayo en el Ateneo Miguel Otero Silva de Barcelona, una serie de paisajes inéditos en homenaje a Manuel Espinoza, pintor y activista político de destacada trayectoria. El artista se centra en el mundo de la “poética del desecho” en su última exposición.

José Sojo.
jsojo17@hotmail.com

J.S. -¿Por qué este homenaje a Manuel Espinoza?

F.F. -Bueno, por muchas razones. Primordialmente Manuel Espinoza es una referencia muy importante para mí y para mi trabajo.

J.S. -¿Sólo una referencia?

F.F. -Manuel es un maestro de la pintura, un artista verdaderamente auténtico. Lo estimo y aprecio mucho. Y lo valoro no sólo como artista sino también como persona. Creo que son evidentes sus aportes como docente, investigador, diseñador, conferencista, ensayista, promotor, gerente cultural, creador de museos, militante político, en fin… respeto mucho su trabajo.


J.S. -¿Qué ha enseñado a usted Manuel Espinoza?

F.F. -Pienso en muchas cosas. La sensibilidad social, la pasión por la naturaleza, el amor por nuestro país y por nuestra identidad nacional, el paisaje, el abrazo verdadero. Eso se lo debo a Manuel Espinoza.

J.S. -Además de la obra de Manuel Espinoza, ¿existen otras referencias nacionales o internacionales que nutran su trabajo?

F.F. -Sí, evidentemente que las hay. La obra de Alberto Asprino me nutre mucho. La obra de Mario Abreu me apasiona. También están allí las obras de Carlos Poveda, Alexis Leyva Machado (Kcho), Roberto ‘Ciro’ Cipollone, Deborah Butterfield, Joan Brossa, Chema Madoz, Valentín Malaver, Pedro Barreto, Armando Reverón, en fin… la lista es larga, hay para rato…

J.S. -Sus paisajes parecen surgir siempre de la imaginación, ¿es allí donde se fortalece su trabajo?

F.F. -Sin duda alguna. Me gusta imaginar un árbol, un ave o una montaña como construcción artificial y como paisaje a la vez.

J.S. -En sus obras hay como una renovación o reinvención del paisaje, ¿puede explicarme el por qué de esa reorientación de su obra plástica?

F.F. -Renovar el paisaje, reorientar su concepto estético tradicional, lo que va más allá de lo meramente monótono, cromático y decorativo, es lo que me interesa. Me planteo la necesidad de expresar lo visto de acuerdo a mis propios cánones internos.


J.S. -Pero, ¿por qué el paisaje? ¿Cómo y en qué momento aparece el tema del paisaje en su obra?

F.F. -Bueno, siempre ha existido en mí como una especie de reflexión, de meditación preliminar a la hora de abordar el mundo. Contemplar el entorno me estimula mucho. Comprendí con el tiempo que el universo puede estar en lo más nimio, intrascendente e insignificante. Es decir, puedo hallar ‘paisaje’ no solamente en la naturaleza sino también en las cosas. Como, por ejemplo, en un trozo de madera o latón. O en un mundo más conciso como una gota de agua.

J.S. -¿Cómo puede caber un mundo dentro de una gota de agua?

F.F. -De la misma forma en que cabe una gota de agua dentro del mundo. No hay diferencias.

J.S. ¿Y dentro de un marco vacío?

F.F. -A pesar del espacio vacío, mis marcos nunca lo están. Parafraseando a Alberto Asprino, en mis obras hay un juego de paisaje y no paisaje. Se afirma y se niega. Hay paisajismo y no lo hay. El marco vacío es una ventana abierta al mundo.

J.S. -Es decir que usted no se enfrasca en reproducir lo que ve, sino que le da a lo visto como una propia interpretación, ¿no es así?

F.F. -Cierto. Mis paisajes no tienen una intención descriptiva sino expresiva. No palpitan, sino que más bien viven.

J.S. -En ese sentido, ¿considera usted que sus paisajes son verdaderamente auténticos?

F.F. -De lo que si estoy seguro es que mis paisajes manifiestan la presencia de una interioridad propia.

J.S. -¿Cuál es su interés por el desecho urbano?

F.F. -En el desecho urbano también encuentro una poética. Reciclar es de vital importancia para mí. Camino durante horas por las costas de Barcelona, Lecherías y Puerto La Cruz. De cuando en cuando me paseo también por mercados, tiendas, ferreterías… Mi mirada es una herramienta que busca permanentemente vínculos.

J.S. -¿Conseguir algo viejo lo estimula mucho?

F.F. -¡Muchísimo! En esta serie de paisajes unifico lo natural con lo artificial, lo material con lo espiritual, lo celestial con lo telúrico. Trabajo con la energía simbólica de los desechos para darles una reorientación.

J.S. -¿Una energía simbólica?

F.F. -Mis paisajes poseen una estructura simbólica, lingüística, gramatical, cuyo resultado es el habla. O el silencio, meditación clandestina que nos sirve para un estado de éxtasis o reflexión.

J.S. -Cómo paisajista y amante de la naturaleza, ¿cuál es su principal objetivo?

F.F. -Mis paisajes tienen como objetivo fomentar el diálogo mutuo entre el hombre y el mundo que lo rodea.


J.S. -Franklin, unas últimas palabras antes de despedirnos…

F.F. -Sólo hay ‘paisaje’ en el paisaje que se deja ver. Y en última instancia, en el paisaje que se esconde en ti.