jueves, 20 de mayo de 2010

FUGACIDAD DEL TIEMPO

FUGACIDAD DEL TIEMPO





Entrevista a Franklin Fernández:
“El marco vacío es una ventana abierta al mundo”.


Bajo el título de “Fugacidad del tiempo”, Franklin Fernández, destacado artista, poeta y promotor cultural venezolano, presentará a partir del próximo jueves 20 de mayo en el Ateneo Miguel Otero Silva de Barcelona, una serie de paisajes inéditos en homenaje a Manuel Espinoza, pintor y activista político de destacada trayectoria. El artista se centra en el mundo de la “poética del desecho” en su última exposición.

José Sojo.
jsojo17@hotmail.com

J.S. -¿Por qué este homenaje a Manuel Espinoza?

F.F. -Bueno, por muchas razones. Primordialmente Manuel Espinoza es una referencia muy importante para mí y para mi trabajo.

J.S. -¿Sólo una referencia?

F.F. -Manuel es un maestro de la pintura, un artista verdaderamente auténtico. Lo estimo y aprecio mucho. Y lo valoro no sólo como artista sino también como persona. Creo que son evidentes sus aportes como docente, investigador, diseñador, conferencista, ensayista, promotor, gerente cultural, creador de museos, militante político, en fin… respeto mucho su trabajo.


J.S. -¿Qué ha enseñado a usted Manuel Espinoza?

F.F. -Pienso en muchas cosas. La sensibilidad social, la pasión por la naturaleza, el amor por nuestro país y por nuestra identidad nacional, el paisaje, el abrazo verdadero. Eso se lo debo a Manuel Espinoza.

J.S. -Además de la obra de Manuel Espinoza, ¿existen otras referencias nacionales o internacionales que nutran su trabajo?

F.F. -Sí, evidentemente que las hay. La obra de Alberto Asprino me nutre mucho. La obra de Mario Abreu me apasiona. También están allí las obras de Carlos Poveda, Alexis Leyva Machado (Kcho), Roberto ‘Ciro’ Cipollone, Deborah Butterfield, Joan Brossa, Chema Madoz, Valentín Malaver, Pedro Barreto, Armando Reverón, en fin… la lista es larga, hay para rato…

J.S. -Sus paisajes parecen surgir siempre de la imaginación, ¿es allí donde se fortalece su trabajo?

F.F. -Sin duda alguna. Me gusta imaginar un árbol, un ave o una montaña como construcción artificial y como paisaje a la vez.

J.S. -En sus obras hay como una renovación o reinvención del paisaje, ¿puede explicarme el por qué de esa reorientación de su obra plástica?

F.F. -Renovar el paisaje, reorientar su concepto estético tradicional, lo que va más allá de lo meramente monótono, cromático y decorativo, es lo que me interesa. Me planteo la necesidad de expresar lo visto de acuerdo a mis propios cánones internos.


J.S. -Pero, ¿por qué el paisaje? ¿Cómo y en qué momento aparece el tema del paisaje en su obra?

F.F. -Bueno, siempre ha existido en mí como una especie de reflexión, de meditación preliminar a la hora de abordar el mundo. Contemplar el entorno me estimula mucho. Comprendí con el tiempo que el universo puede estar en lo más nimio, intrascendente e insignificante. Es decir, puedo hallar ‘paisaje’ no solamente en la naturaleza sino también en las cosas. Como, por ejemplo, en un trozo de madera o latón. O en un mundo más conciso como una gota de agua.

J.S. -¿Cómo puede caber un mundo dentro de una gota de agua?

F.F. -De la misma forma en que cabe una gota de agua dentro del mundo. No hay diferencias.

J.S. ¿Y dentro de un marco vacío?

F.F. -A pesar del espacio vacío, mis marcos nunca lo están. Parafraseando a Alberto Asprino, en mis obras hay un juego de paisaje y no paisaje. Se afirma y se niega. Hay paisajismo y no lo hay. El marco vacío es una ventana abierta al mundo.

J.S. -Es decir que usted no se enfrasca en reproducir lo que ve, sino que le da a lo visto como una propia interpretación, ¿no es así?

F.F. -Cierto. Mis paisajes no tienen una intención descriptiva sino expresiva. No palpitan, sino que más bien viven.

J.S. -En ese sentido, ¿considera usted que sus paisajes son verdaderamente auténticos?

F.F. -De lo que si estoy seguro es que mis paisajes manifiestan la presencia de una interioridad propia.

J.S. -¿Cuál es su interés por el desecho urbano?

F.F. -En el desecho urbano también encuentro una poética. Reciclar es de vital importancia para mí. Camino durante horas por las costas de Barcelona, Lecherías y Puerto La Cruz. De cuando en cuando me paseo también por mercados, tiendas, ferreterías… Mi mirada es una herramienta que busca permanentemente vínculos.

J.S. -¿Conseguir algo viejo lo estimula mucho?

F.F. -¡Muchísimo! En esta serie de paisajes unifico lo natural con lo artificial, lo material con lo espiritual, lo celestial con lo telúrico. Trabajo con la energía simbólica de los desechos para darles una reorientación.

J.S. -¿Una energía simbólica?

F.F. -Mis paisajes poseen una estructura simbólica, lingüística, gramatical, cuyo resultado es el habla. O el silencio, meditación clandestina que nos sirve para un estado de éxtasis o reflexión.

J.S. -Cómo paisajista y amante de la naturaleza, ¿cuál es su principal objetivo?

F.F. -Mis paisajes tienen como objetivo fomentar el diálogo mutuo entre el hombre y el mundo que lo rodea.


J.S. -Franklin, unas últimas palabras antes de despedirnos…

F.F. -Sólo hay ‘paisaje’ en el paisaje que se deja ver. Y en última instancia, en el paisaje que se esconde en ti.

1 comentario:

Alexander O. Brandt A. dijo...

Te la comiste, Franklin. que excelente uso de materiales que cualquiera lanzaría a la calle, o mejor, lo hacemos, para incluirme. en contraste, yo despojé mis obras del decorativo marco, pero como tu, en una serie anterior de mi trabajo plástico emplée no el marco, sino el bastidor como elemento compositivo en el que la pared se integraba como parte de la propuesta expositiva. Felicitaciones! Hay que el ingenio humano no se detiene. Celebremos por ello. Alexander Brandt. San Felipe, estado Yaracuy.