viernes, 12 de enero de 2007

Humberto Ak’abal: “Nombrar a un pájaro es cantar con él”.

Franklin Fernández.

“En los orígenes la música estaba en la naturaleza. El ritmo que dictaban las aguas. El agua colándose entre los bosques y peinando pajonales. En el silencio. El silencio silbando entre barrancones. La música era canto de pájaros, de paraulata, de turupial. / En los orígenes también nuestros indios hicieron música. En su contemplar fascinante de la naturaleza fueron extrayendo sonidos, tomando lo que les brindaba: de un caracol, una guarura; de una caña, una flauta, y otra flauta con otras cañas y desde lo profundo del ser, el aire se hizo música; con el cuero de un animal, un tambor, y así…”. Fidel Flores.

F.F.- Poeta, tengo entendido que usted nació en Momostenango, Totonicapán, Guatemala en 1952. Que escribe poemas desde muy joven en Maya-K'iché; su lengua natural. Lengua que usted mismo traduce al castellano… ¿Estoy en lo cierto o me equivoco?

H.A.- Primero permítame agradecer esta entrevista. Y, efectivamente lo que usted sabe de mis orígenes es lo correcto.

F.F.- ¿Cómo descubre Humberto Ak′abal su vocación poética? ¿Cómo fue su primer acercamiento a la escritura? ¿Desde dónde se debe comenzar a ver su poesía?

H.A.- Esta pregunta me lleva a mis primeros años de vida; a mis padres, a mis abuelos. Debo decirle que del lado materno mis abuelas eran contadoras de cuentos (lo que se conoce como tradición oral), y mi madre heredó de ellas el arte de contar, así que los primeros cuentos que escuché fueron en la voz de mi madre. Y del lado paterno, mis abuelos eran músicos-marimbistas compositores, músicos que tocaban al oído, porque tanto los unos como los otros eran analfabetas en el sentido de como se comprende en el mundo occidental. Así que mis oídos por un lado se educaron con el manejo de lo artístico de la palabra, y por el otro con el de la música, esto dio como resultado mis búsquedas y esfuerzos en la poesía.

F.F.- Usted es uno de los pocos poetas que ha tratado de otorgar una dimensión oral a la poesía escrita. Esto contribuye a que el oyente se acerque a la forma original del poema, a los sonidos y silencios de la poesía. ¿Cómo se fue acercando a la oralidad y sonoridad del poema?

H.A.- Mi lengua materna, la maya-k’iché, es muy rica en onomatopeyas, recurrimos siempre a ella en cualquier momento. Un ejemplo de esto son los nombres de los pájaros, estos los tomamos de su canto de modo que nombrar a un pájaro es cantar con él. Lo mismo ocurre con los nombres de algunos animales.

F.F.- El hombre, el mundo, los seres que lo habitan; la naturaleza, el paisaje, el olor de la selva, el color de las montañas, el sonido de los bosques, los volcanes, el canto de los pájaros… son los temas principales en su poesía ¿Cuándo escribe o canta, todos estos elementos permanecen en comunicación directa con usted?

H.A.- Desde siempre los pueblos indígenas hemos mantenido una comunión, comunicación y armonía con la naturaleza en general. Nuestros antepasados descubrieron el lenguaje de los fenómenos físicos y del comportamiento de los animales, esos conocimientos se han transmitido de generación en generación. Personalmente heredé esos conocimientos de mis abuelos, ellos me enseñaron a “leer” los relámpagos, las tempestades, el sonido del viento, etc. Todo esto de una u otra manera se refleja en mis versos.

F.F.- ¿De qué se nutre su poesía? ¿Cómo se perfila en usted el poema?

H.A.- A pesar de que mis poemas son breves detrás de ellos hay una angustia, un trabajo, casi siempre escribo textos extensos y luego poco a poco voy recortando, recortando hasta dejar, según yo, sólo las palabras necesarias. Casi toda mi poesía tiene como base el recuerdo y tal vez también la tristeza…

F.F.- Sus poemas se fundamentan, profunda e intensamente, en los temas tradicionales guatemaltecos y en la cultura indígena de su país. ¿Se considera un escritor indígena?

H.A.- Soy maya-k’iche’ de este tiempo, un indígena orgulloso de sus raíces y de sus ancestros, un poeta amasado con maíz molido en piedra.

F.F.- Algunos de sus poemas pueden verse como un juego de sonidos o de silencios. Su poesía es música y canto, oración y murmullo, celebración y fiesta ¿Qué me responde?

H.A.- Que tiene usted razón. Ha hecho una buena observación porque así es, hay en ella una combinación de canto y voz, y lo que la poesía tiene de espiritual es justamente porque es oración.

F.F.- Usted explora las potencialidades de la expresión humana. Intenta acercarse a la comprensión de las esencias emocionales y espirituales a través de las palabras y las no palabras, de los sonidos y los no sonidos ¿No es cierto?

H.A.- Todo ser humano (eso quiero creer), lleva dentro de sí ese algo que se podría llamar divino y en el alma el anhelo de volar. Y si me permite decirlo, creo que en la poesía es donde se puede realizar ese anhelo. El poeta es un ser privilegiado porque puede tomar el fuego y hacerlo palabra, canto o silencio.

F.F.- ¿Como ve la poesía de nuestro continente? ¿Cómo siente la poesía guatemalteca actual?

H.A.- Me compromete su pregunta y yo no voy a mentirle, conozco en la medida de mis posibilidades algo de lo que se hace en América, pero debo reconocer que es más lo que desconozco. He tenido oportunidad de ver algunas cosas de las que se hacen en Guatemala y en algunos países de nuestro continente, he encontrado voces bastante depuradas, muy bella poesía, búsquedas, veo que hay mucho interés, lo difícil de este oficio es que pocos son los que persisten porque este trabajo de poeta requiere dedicarle hambre y desvelo.

F.F.- Usted lee poesía en otros idiomas ¿Qué poetas extranjeros lee sin discusión?

H.A.- Eso de “sin discusión” en mi caso SÍ es discutible. No leo con fluidez, me esfuerzo por leer cosas en francés y en italiano, pero leo sólo para mí, no soy traductor, para esos menesteres hay poetas y traductores especializados.

F.F. Haber rechazado el Premio Nacional de Literatura “Miguel Ángel Asturias” en el 2003, provocó reacciones a favor y en contra de su poesía ¿Cómo se sintió después de haber rechazado un premio tan prestigioso e importante?

H.A.- No fue fácil. Yo lo tenía claro desde un principio, porque para mí primero está mi dignidad y después lo demás. Sin embargo, como usted comprenderá en Guatemala Miguel Ángel Asturias es un ícono y haber rechazado el premio que lleva su nombre significaba meter las manos en el fuego. Las opiniones se dividieron, recibí apoyo de muchas personas y a la vez fui objeto de la crítica y ataque de muchos otros, particularmente del círculo de la intelectualidad guatemalteca, partieron de su descontento por mi rechazo, siguieron con el insulto y terminaron con la ofensa, la calumnia y la mentira. Fue difícil, se lo dije al principio, me llamaron papanatero, envidioso, políticamente correcto, mancillador de Asturias, rencoroso ancestral, Judas, en fin… Hube de poner por algunos meses el Océano Atlántico de por medio para poder respirar. Mi posición fue clara: no tengo nada en contra del escritor Asturias, y no soy nadie para criticar su obra literaria, mi posición se centra en su tesis “El problema social del indio”, es una tesis racista, una ofensa a los pueblos indígenas de Guatemala y yo soy parte de esos pueblos, con dignidad de ser un hijo de la tierra.

F.F.- La poesía sonora incluye géneros didácticos y recreativos, pero también ceremoniales y mitológicos ¿No es así?

H.A.- Sobretodo los dos últimos, ceremonial y mitológico, por lo menos en mi caso, y este no es mérito personal sino de la influencia de la cultura a la que pertenezco que es de por sí ceremoniosa, dicho en el mejor y más amplio sentido de la palabra.

F.F.- ¿Qué opina de la poesía dicha a gritos, silbada o cantada de los africanos y, especialmente, de la poesía sonora que se hace con sonidos guturales y con el cuerpo?

H.A.- Creo que cada cultura tiene su propia manifestación y cada época tiene sus propias búsquedas. Así como cada poeta o cada poema tiene su propio lector, así también cada manifestación tiene su propio público. Creo finalmente como en otros casos que lo que realmente vale perdurará y lo que no, muere con uno o se muere antes. Aunque algunas veces se han sepultado cosas por diversas circunstancias, sin embargo el tiempo se ha encargado de quitarles el polvo y las ha resucitado y les ha dado el brillo que les fue negado en su oportunidad.

F.F- ¿Cómo se le revela la poesía en la actualidad?

H.A.- Como siempre se me ha revelado, en sueños, por un sabor, un olor, una palabra remota o, un dolor y algunas veces por alguna alegría.

F.F.- Existe una expresión en idioma Kariña* para denotar la poesía: vaare, vaarerü; que quiere decir canto. ¿Cómo se escribe la palabra poema o poesía en Maya-K'iché?

H.A.- En maya-k’iché no tenemos la palabra poeta, decimos Ajbix - el cantor, y no tenemos la palabra poesía, decimos aqajtzij - palabramiel.

F.F.- ¿Cómo deben verse las lenguas originarias de nuestros pueblos?

H.A.- Con respeto. Porque no es cosa de la casualidad que hayan florecido esas lenguas en nuestras tierras, cada una de ellas tiene una cosmogonía y una filosofía, ellas son un tesoro de identidad en nuestro continente, no debiéramos permitir que desaparezcan. Con cada lengua originaria que se pierde es un pedazo del alma de América que muere.


5 y 6 de Septiembre 2005.


* El idioma Kariña, es el lenguaje originario indígena de la región donde vivo. Pertenece a la familia lingüística caribe, y es hablado por una población estimada de unas 11.000 personas, en comunidades dispersas situadas en el centro y sur de Venezuela.

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